Julia Mendoza ID

— Haz cambiado mucho Julia, antes no desconfiabas tanto.
— La burra no es arisca… la hicieron.
Julia no siempre fue como lo es ahora, de niña solía ser una  niña tierna atenta y cariñosa, pero la cuestión en su familia y los golpes que ha recibido en la vida han sido suficientes para hacerla cambiar.
Después de que su madre la dejara a la deriva en la calle, supo que no se podía ser frágil ante los ojos de nadie pues se aprovechan de ti.  Si tu miras a la castaña suele dar aires de fragilidad y ternura es así por su complexión y su mirada, pero quienes la conocen sabe que suele ser una mujer muy dura con cual tratar.
Arrogante, soberbia, orgullosa es una de las palabras con las que se podría describir. Suele conseguir todo lo que quiere con solo tronar los dedos,  perfectamente conoce sus necesidades y el cuándo y cómo, ella lo decide, no preguntaráb v nunca antes de actuar. Sabe lo que quiere y hará lo que sea para conseguirlo, sin importarle sobre quién tenga que pasar para ello. Tiene muy claro cuáles son sus puntos fuertes y no duda en aprovecharlos. De la mano con lo todo esto  va la ironía, el sarcasmo y toda la frialdad que te puedas imaginar, no muestra el más mínimo atisbo de arrepentimiento tras matar a alguien o simplemente maltratarlo, después de todo  ella quien tiene el poder. Es rencorosa y vengativa, si te has cruzado en su camino, no parará hasta que supliques perdón. Odia que le digan lo que tiene que hacer, ella lo sabe, por algo está donde está. Egocéntrica y presumida, le encanta que la miren y ser el centro de atención en todo momento. Pero bajo esa fachada está la otra Julia, la que se preocupa por el bienestar de los suyos. Protectora con la gente que quiere, mataría por ellos aunque seguramente no moriría por ellos, siempre dispuesta a ayudar siempre que eso no suponga un problema para ella. El amor, su mayor debilidad aunque no lo admita, cuando se enamora de alguien se vuelve inocente e insegura la mayoría de las veces. Es una chica de aspecto frágil, de infancia robada, de honor perdido, de mente ágil y de principios universales, grabados en su corazón con el fuego de las pistolas

— Eres una mujer débil — gritó el hombre.  Julia  volteo y con la pistola en la mano lo miro a los ojos
— Retráctate de tu palabras — tomo los testículos del hombre y le puso el arma en la sien — soy yo la que tiene tus huevos en las manos — el disparo sonó sordo — recojan todo esto.
Julia Mendoza nace en Culiacán, en la vertiente mexicana del Pacífico. Las calles de su ciudad natal son un hervidero de cambistas, narcos y policías corruptos dispuestos a matar a quien sea necesario para controlar el comercio de cocaína entre Estados Unidos y Colombia. Julia se ganaba la vida vendiendo droga desde los 12 años, pues sus padres nunca se preocuparon por ella. Su padre era alcohólico  y su madre, como decía su abuela, una buena para nada que solo sabía acostarse con hijos de puta. La castaña creció viendo la violencia entre sus padres. Roberto, el marido de Isabel, la golpeaba hasta que se cansaba, rara vez se acordaban de que tenían una hija. Pasaba hambre lo cual era algo que a sus padres no les interesaba, pero el instinto de supervivencia en el ser humano siempre es más fuerte. Fue José Pérez, un vecino del barrio en cual Julia vivía que le introdujo en el mundo, nunca supo de otra forma de ganarse el dinero.
Años después conoce al que sería su primer gran amor el Güero Ávila, un hombre que le juro el amor que nunca nadie le dio, la esperanza que había perdido hace años, el hombre que estaba a su lado se la había dado. Los mariachis mexicanos cantan sus hazañas en narcocorridos mientras Julia y el Güero viven su historia de amor entre botellas de tequila, santos contrabandistas y pacas de coca. Se creían los reyes del mundo, creían que todo lo tenían a sus pies, pero en esta vida nada es lo que parece.
Julia sabía que su novio algo estaba haciendo mal,  traicionar a los que les dieron de comer por tantos años no era algo que se consideraba honorifico, en la ciudades pequeñas, y más en este mundo de la droga, todo se sabe tarde o temprano y es la muerte quien se encarga de pasar factura. Una mañana sonó el teléfono de Julia, fue la señal de salida para su captura por él mismo cartel al que ella alguna vez perteneció, el Güero había muerto por saltarse las normas e irse de la lengua había hablado de más, convirtiéndose en un soplón, y en Culiacán nadie perdona a nadie, ella era tan culpable como él y su suerte estaba echada, una nueva Julia Mendoza iba huir acompañada de sus recuerdos y de los secretos, huiría de un México desgarrado por la corrupción y el narcotráfico.
Huyendo de Culiacán con demasiados secretos, su vida no vale nada, España es su destino vía Melilla, donde hace lo único que sabe hacer, administrar el dinero de un pequeño contrabandista gallego, Santiago Festera dueño de una planeadora, que entre Melilla y la Península se dedica a burlar al servicio de vigilancia aduanera de la guardia civil, cargado de hachís y de un pasado que le persigue y que al final no logra esquivar una noche sin luna cerca del Estrecho de Gibraltar. En el Puerto de Santa María conoce a la teniente Dennisse Farrell de la burguesía andaluza; una mujer valiente, dura, y culta,  introduce a Julia en nuevos mundos de libros inmortales para después dirigirla hasta un cargamento de coca, perdido en una gruta de la costa de España, que la llevará a convertirse en la reina. Es ella quien controla la droga que sale y entra desde España, convirtiéndola a ella en la mujer más poderosa. Regrsó a su natal Culiacán para enfrentarse con quien tenía el mando, teniendo en sus manos ahora el mundo de la coca entré México y España.

“Julia no está sola ni tiene miedo, tiene un asunto pendiente, el Güero, y cuando él sea vengado, pasará la última página de su historia navegando por los mares que un día fueron suyos.”