Bienvenida a casa ! -Suelen Texeira-

Habían pasado casi 12 años desde que no estaba en Brasil, casi 12 años sin ver a sus viejos amigos, a sus primas, a su tío, su familia. No podía negar que había tenido una vida más que buena en Estados Unidos, su hermano Heber le había dado a ella y a Yago todo lo que necesitaban para vivir e incluso más, su vida ahí había sido casi perfecta, a pesar de siempre necesitar el cariño protector de sus padres y también a su hermano Fabian. En resumidas, vivir en Nueva York había sido grandioso para ella, además de haber ido a estudiar a Yale, pero nada se le comparaba a Brasil, sus raíces estaban allá y luego de tantos años, quería regresar. En Estados Unidos dejaba a sus hermanos y a algún que otro amigo, pero en Sao Paulo estaba familia y amigos a los que no veía ya hace demasiados años y necesitaba sentirse en casa de nuevo. Eso sin contar que sentía que en Sao Paulo, en las favelas, podía hacer cosas mucho más productivas, que allá en Nueva York.

Había avisado a su tío Giann que llegaría esa tarde, a las 4 en punto si el vuelo no tenía retrasos, y así fue, pero en cuanto pisó el aeropuerto de su antigua ciudad, pudo ver a una pequeña multitud bastante molesta, ocupando gran parte del lugar donde se suponía, su tío estaría esperándola. Seguro había un famoso fastidioso y esos eran sus fans reuniéndose alrededor de él. Suelen no tenía demasiada paciencia cuando estaba rodeada de tanta gente así que luego de esperar unos 30 minutos a su tío, decidió que quizás él se había olvidado de ir a buscarla. Sin pensarlo demasiado, salió del aeropuerto, buscó un taxi y le indicó -sin dejar de sentirse extraña por volver a usar el portugués- que la llevara a un buen hotel, se quedaría ahí por unos días, ya vería luego donde se instalaría.

Una vez en el hotel, se dio un baño relajante, el viaje la había dejado un poco agotada, pero una vez estuvo lista, quiso ir de inmediato a casa de su tío y primas. Estaba ansiosa por verlos a todos. Detestaba tener que andar en taxi, y su automóvil y motocicleta llegarían en un par de días, por lo que no se complicó demasiado la existencia y ahí mismo a la gente del hotel les pidió que rentaran una motocicleta en su nombre. Cuando salió del lugar, ya la tenían lista para llegar y usar. Sin perder el tiempo se subió a ella y condujo directo a la vivienda de su tío. No se tardó en llegar, si Suelen sabía hacer algo realmente bien, era conducir motocicletas a alta velocidad.

Quería darles una sorpresa, y solo por malicia decidió entrar sin hacerse anunciar, quizás también de modo de competir contra la vigilancia en casa de los De Souza. Le encantaba pasar por encima de cualquier tipo de seguridad, casi para demostrarse a si misma, lo buena que era contra otros. Había guardias por todas partes, sin duda todo era como ella lo recordaba, mucha seguridad resguardando a una de las familias mas poderosas de todo Brasil. Pero era Suelen, había pasado varios años viviendo ahí y conocía cada rincón de esa casa, sin contar que ninguno de esos guardias se comparaba con ella y su habilidad para hacerse invisible. Esa era una de las tantas cualidades que una asesina debía tener. No se tardó ni 10 minutos en pasar entre todas las alarmas y hombres que protegían el lugar, cuando llegó a la puerta que daba hacia el jardín, sabía que su tío estaba ahí porque había escuchado a un hombre decir que Giann estaba junto a la piscina. Algunos perros se acercaron a ella y eso fácilmente podría haberla delatado, pero ni su tío ni el hombre que estaba cerca de él se giraron a ver y ella en completo silencio se acercó hacia Giann y una vez estuvo detrás de él, se inclinó por su hombro, aunque su mirada se fue directo al hombre que se imaginó, era un asistente - Señor Da Souza, debería redoblar su seguridad, ya ve como una señorita como yo pasó por ahí sin ningún problema - susurró junto al oído de su tío, al mismo tiempo que aquel asistente sacaba un arma y la apuntaba directo a la cabeza de Suelen. Ella sonrió ligeramente, era obvio que el tipo no sabía quien era ella, aunque a esas alturas, después de tantos años, quizás ni su tío la reconocería.